Las luchas y las conductas represivas no pasan… el tiempo sí

Por: MPN /

Imaginar a veces no cuesta nada.

Pero otras puede transformarse en un ejercicio aterrador, sobre todo si lo hacemos basados en la realidad, en las conductas humanas y en la cantidad de años que podemos mantenerlas. Aun sufriendo y  viviendo en lucha.

Este ejercicio no es una imaginación. Es un análisis que evidencia las mismas conductas repetidas por años, sin aprendizajes, con los mismos modos de operar para terminar compartiendo dolores similares por causas parecidas.

Han pasado 40 años y las consecuencias son las mismas, el mismo accionar de los poderes, pero sobre todo la repetición de los actos represivos. De las conductas del aparato de seguridad. Quizás a menor escala, los miles de asesinadxs y desaparecidxs que se evidenciaban desde los 60’ en Argentina, hoy se evidencian en cada unx.

Cada una de las vidas que se pierden en la calle, en los barrios, víctimas de decisiones arbitrarias y armas en la mano. En la mano de efectivos policiales – que quieren hacernos creer – tienen la capacidad de juzgar y decidir. Decidir sobre la vida o la muerte fácil. Sobre lo que está bien gatillado o no. Generalmente por la espalda, reflejando ese instante de exterminio humano, que ‘facilita el trabajo’, la ‘no-consecuencia’ y la decisión de no mantener la vida: con cuatro balazos en lugares mortalmente certeros y no uno o dos en las piernas.

Entre muchas de esas luchas, está la de la familia de Lautaro Torres, joven asesinado por la espalda por una mujer policía. Su abuela Teresa  vive en lucha y lo hace desde el año 1975, fecha en la cual la dictadura golpeó las puertas de su casa y un 18 de noviembre se llevó a dos de sus hermanos.
En el mismo ejercicio evidente de análisis, 38 años después, la fuerza represiva vuelve a golpear su puerta y llega por su nieto.

Esta abuela en lucha denuncia el mismo accionar desde aquella época hasta hoy: “es lo mismo. Son las mismas prácticas que tienen en las comisarías, en las cárceles, en los tribunales, en la calle con cada pibe. Porque ellos si le hubiesen querido pegar a Lautaro, a Braian, a Rodrigo, a tantos chicos, se lo hubiesen tirado en los pies. Hasta en una silla de ruedas hubiésemos cuidado a nuestros hijos. Pero no fusilarlo así como lo hicieron”.

Agrega que esto sucede en manos de un aparato represivo que: “lo venimos trayendo desde hace 40 años y quizás más, lo hicieron con la noche de los lápices, la noche de los bastones largos, los chicos del Manuel Belgrano, lo hicieron con tantos chicos  y a veces pasaron por lugares clandestinos esas criaturas soportando las torturas, las aberraciones y las vejaciones que sufrieron”.

En el acto del aniversario por la muerte de Pimpollo éstas fueron algunas de sus palabras.

Palabras de una abuela de 65 años que pasó por una dictadura y hoy lo vuelve a sufrir por su nieto y por cada unx de los pibes víctimas de gatillo fácil: “yo no voy a claudicar en esta lucha soy la abuela y lo voy a llevar hasta las últimas consecuencias porque a mí me lo enseñaron las Madres de Plaza de Mayo que no se callaron. Fueron tardíos los juicios, pero llegaron. Y nosotras luchando y no bajando los brazos vamos a encontrar justicia, lo aseguro”.

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