Habeas Corpus por abuso policial contra dos jóvenes en un barrio de Unquillo

El 25 de diciembre a la madrugada en barrio San Miguel de la localidad serrana de Unquillo se produjo un intercambio de palabras entre vecinos, unxs que pasaban caminando por la calle y otrxs que estaban tomando sidra en un jardín, entre los cuales se encontraban dos policías uniformados, con el móvil parado en el ingreso del domicilio. Un intercambio de palabras que desató un allanamiento domiciliario ilegal y una brutal golpiza a dos jóvenes por parte de los uniformados. “No le puedo tomar una denuncia contra mis compañeros” le dijo un oficial a la madre de los jóvenes cuando fue a la comisaría de Unquillo a hacer la denuncia.

Allanamiento ilegal en la madrugada

Eran las 6 am en el domicilio de barrio San Miguel donde hay varias casas, dormían los dos jóvenes que habían tenido el intercambio de palabras una hora antes, 5 adultos y 6 niñxs de entre 8 y 1 año de edad. De repente dos policías violentamente golpean la puerta y exigen abrir la puerta o “vamos a quemar la casa”. Eran los dos uniformados que habían estado tomando sidra en aquel jardín del intercambio de palabras. Los atiende G.T y les indica que allí solo hay 3 niñxs, el personal policial patea la puerta e ingresa sin orden de allanamiento violentamente al domicilio y a punta de pistola, se dirigen a la puerta donde estaban los jóvenes, exigen ingresar pero desde adentro una joven de menos de 18 años les dice que no, que sin orden no pueden entrar, la empujan contra una pared, y entran igual. Los familiares que viven en el terreno comienzan a ser alertados, se acercan a la puerta y al ver lo sucedido ingresan a la vivienda exigiendo a la policía que se detengan, que en domicilio hay mujeres, hay niñxs y que no deben ingresar de ese modo, comienzan a filmar la escena con celulares, y la imagen con la que se encuentran es terrible.

Los policías golpeaban salvajemente a ambos jóvenes, uno boca abajo en una cama era golpeado con una linterna en la cabeza y le exigían que dejara de gritar, mientras era golpeado estaba esposado en su brazo derecho, tuvo heridas punzantes en la espalda y cuello, todo constatado luego por médicos y certificado en imágenes. El otro joven había sido ahorcado y recibió golpes en sus manos que se recuperaban de un reciente accidente de tránsito. La policía al percatarse de las filmaciones amenazan con “encausar” a los jóvenes y porque “él los podía encerrar para que no jodan más”. Luego intentan llevarlos detenidos, llaman a más móviles, ahora hay seis vehículos policiales en la puerta del domicilio. Cuando la madre de los jóvenes amenaza con hacer la denuncia la policía se retira, no se los llevan, no tienen porque, ni siquiera comunicaron porque ingresaban.

La odisea que no cesa

Cuando la madre de los jóvenes intenta hacer la denuncia se encuentra con que un oficial de nombre “León” no les va a tomar la denuncia; manifiesta que no puede tomar la denuncia porque son “sus compañeros”, les dice que eso generaría problemas en la comisaría.

Habeas Corpus para proteger a los jóvenes de la policía

Como la denuncia no fue tomada, y con un accionar policial ilegal y violento, con el miedo que produce la indefensión de un accionar semejante por parte de la policía, el viernes 28 de diciembre se presentó en la justicia un Habeas Corpus para prevenir futuras represalias contra los jóvenes y para que se encauce una investigación sobre lo sucedido. Un hecho de abuso policial, en un barrio periférico de una localidad serrana, un lugar  tan lejano de la capital, se vuelve tierra de nadie, donde los uniformados accionan con total ilegalidad.

*Las identidades han sido omitidas por seguridad de las personas atacadas

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