El viaje está por comenzar

El pasado fin de semana se vivió en las sierras grandes de Córdoba una nueva edición del Cosquín rock. “El viaje está por comenzar”, se puede leer en el cartel de acceso a la zona del predio. Un viaje que año a año se tiñe de más policías y prácticas represivas, y menos de rock y encuentro, del que algunos vuelven del viaje que Palazzo propone para estos eventos, y otros no, como Ismael Sosa en el recital de La Renga -organizado por el empresario- en enero de 2015, en Villa Rumipal, que estuvo desaparecido por 48 hs y luego de ser encontrado muerto, todo apuntaba a que la policía lo detuvo y lo golpeo antes de morir.

Una gran cantidad de relatos se escuchan por las calles, en las juntadas, en los muros de facebook, luego de los recitales que organiza el empresario musical, al respecto de la detenciones, maltratos, golpes y discriminación a los que son sometidos muchos de los concurrentes a esta fiesta del rock, que no resulta extraña de pensar en una combinación entre la represiva policía cordobesa, y la trayectoria de la familia Palazzo en la docta
El padre de José Palazzo, José Luis Palazzo, fue denunciado en el juicio de La Perla (ex CCDTyE), de cometer un delito muy grave dentro de lo que fue la última dictadura militar: hacer un barrido ideológico de EPEC (Empresa Provincial de Energía de Córdoba), bastión de Agustín Tosco y de parte de la historia revolucionaria de nuestra provincia. Cuando llegó el General Luciano Benjamín Menéndez a Córdoba, uno de los lugares donde tenía que meter mano sin duda era en EPEC, allí puso a su ahijado, José Luis Palazzo, padre del rockero, como gerente de personal de EPEC. En una carta firmada por el propio genocida Menéndez, reconoce la labor de Palazzo por «la gran labor al sacar de EPEC los elementos tosquistas». El documento lo presentó Silvia Fino, en el juicio de La Perla. Su padre Lito Fino fue secuestrado y desaparecido en su labor de trabajador organizado en EPEC.
Ese es el comienzo de los Palazzo en sus relaciones con el Estado.
Denuncias, lavado de dinero, un pasado asociado con la dictadura militar Argentina, (http://www.rnma.org.ar/noticias/18-nacionales/2386-lazaro-llorens-los-palazzo-siempre-al-lado-del-poder) y un historial que año a año se repite: la represión policial en el predio de Santa María de Punilla, la ordena Palazzo y la ejecuta la policía (paga) de Córdoba. Les compartimos un relato de un viaje que fue y volvio con sabor amargo, lejos de ser una experiencia de rock:

 

“El sábado 10 de febrero mi compañera y yo nos decidimos ir al primer día de la edición del Cosquín Rock 2018, dentro de la grilla no había un atractivo de bandas que nos gustara pero nos pareció una buena opción para pasar el dia ahí, el primer error que cometimos. Llegamos a Santa Maria de Punilla un pueblo totalmente militarizado , la seguridad del festival en las afuera a cargo de la policía de córdoba una apuesta del productor y creador del Cosquín Rock José Luis Palazzo.
Antes de ingresar en un control un cartel gigante decia “El viaje está por comenzar”,  y justamente fue el comienzo de una odisea, la policía me encuentra un porro de marihuana, a lo que llevó una serie acontecimientos desagradables, lo primero que hicieron fue llevarme a unas carpas donde la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA) -de una forma muy agresiva y encapuchados- me precinto y hostigó constantemente, todo a causa de un porro. Literalmente, me desnudaron, me revisaron, cuando me saque el buzo tenia una remera de Santiago Maldonado, que cuando la vieron todo fue para peor, ya vestido me hicieron sentar con un precinto entre las manos. Los traslados dentro del lugar eran doblándome las muñecas y en constante provocación a mi reacción de no querer que me presinten, a todo esto mi compañera a unos metros iba  pasar y también fue hostigada, maltratada y sin darle ninguna explicación. Después de un rato de papeleos -donde me hicieron firmar un acta sin testigo- me largaron. Después de todo eso pudimos entrar y ver los shows, todo muy lindo dentro del predio, nada de policías y todo a total disposición: el consumo que brinda el festival puertas adentro,  pero una vez que se acabó y de vuelta a afuera, el territorio de la policía de Córdoba, una tremenda tormenta se largó minutos antes del cierre cosa que llevo a largas colas para poder acceder a los colectivos, la mejor  manera para la policía de organizar esto fue con escudos y golpes entre niñxs y embarazadas, experiencias que ya hemos visto en partidos de fútbol o en otros recitales masivos, desde mi reflexión me parece que no a habido un muertx por que esta vez el destino no le toco a nadie pero que nos “cuide” la policia eso no se lo deseo a nadie”.

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