Somos pocxs y nos conocemos mucho. Y nos cuidamos.
Lo que hacia adentro de quienes trabajamos en la comunicación popular puede llegar a parecer «paranoia» hacia afuera, en la realidad, no es otra cosa que conocer el paño.
Poco nos hace falta para darnos cuenta fácilmente que una persona no pertenece a ningún medio, ni alternativo ni hegemónico, e interpelarlo, como lo hacemos en este documento audiovisual lo deja más aún en evidencia.
Así se manejan hace años los servicios de inteligencia de la Provincia y la Nación, de la Policía y de las demás fuerzas. Se infiltran en los procesos de lucha, llevan y traen, entre las sombras y con total impunidad y protección desde arriba.
Situaciones similares se pudieron ver en la brutal represión de anoche en Buenos Aires, en la que agentes de civil de repente aparecen con sus chalecos y comienzan una razzia «al voleo», caiga quien caiga.
O sin ir más lejos, un día atrás, en los ilegales e ilegítimos allanamientos realizados a organizaciones sociales y partidos políticos aquí en Córdoba, los vehículos en los que se llevaban banderas y bombos, panfletos y libros, estaban sin patente, y los agentes sin identificación.
Difundimos esto por la convicción de que existe la necesidad de que quede identificado por la seguridad de nuestros medios colegas y de la organización popular en general, pero lejos de la ingenuidad de creer que porque este agente quede expuesto, no se sumará automáticamente uno en su reemplazo. Pero sí con la tranquilidad de que tenemos mecanismos que nos permiten cuidarnos, aún en la masividad de jornadas como la de ayer.