Por: Cobertura Colaborativa /
Para la tercera audiencia la cita era a las 9, pero al llegar los presentes nos dimos con la sorpresa que en la misma cámara se realizaba una audiencia exprés por la causa del accidente de la explosión de la ambulancia del 107 en 2006. Esperamos.
Como venía sucediendo, las chicanas jurídicas de la defensa y la falta de respeto del sistema judicial hacia los familiares de las víctimas, también se manifestaron en la tercera audiencia. Esta vez había luz, pero le siguieron otras “externalidades” como la falta de sonido y de dispositivos acordes para la exhibición de videos de la reconstrucción del hecho, un material por cierto muy extenso y en bruto, esto es, no editado.
La película muda
Durante horas la sala se transformó en cine mudo. El primer video mostró imágenes de la reconstrucción dispuesta en el lugar preciso del hecho. Podía verse el supermercado Minisol – donde se repartirían los bolsones – protegido por aproximadamente unos 15 policías. En la vereda del frente estaba la patrulla preventiva en los que se destacaba uno que no llevaba casco y chaleco táctico; era Hugo Cánovas Badra. A lo lejos de la calle, había siete escuderos de infantería que se aprestaban a iniciar el avance contra los vecinos, que se disponían en la esquina contraria. David era representado por un pibe de su misma altura y se ubicaba con su amigo unos metros por delante de Cánobas. Más allá estaban vecinos entre los que se identificaban a las victimas Marcelo Fregenal, Rubén Fosarelli y Luciana Parra. El fiscal de instrucción se descubría fácil porque se movía entre los actores, les indicaba que permanecieran quietos y los cambiaba de lugar al tiempo que corría a curiosos que ensuciaban la escena. Cuatro o cinco fotógrafos sacaban foto y filmaban todo.
El material estaba sin editar por eso repentinamente la secuencia saltaba entre planos picados y contrapicados, generales, primeros planos, tomados desde un techo, desde la calle, desde un auto, en definitiva no se entendía nada y no tenía audio explicativo. Era una secuencia muda sin sentido lineal, ni cronológico, y encima extensa. Fue entonces cuando la presidente del tribunal Susana Beatriz Cordi, con mucho tino, sugirió convocar al fiscal de instrucción que llevó a cabo el operativo ese día para que explicara qué era eso que veíamos. La fiscal Romero Díaz y la abogada Gentile adhirieron, pero la defensa dijo que era “improcedente”, no le convenía, se negó y continuó la película. Esa sola intervención no hizo más que prolongar la ignorancia total sobre lo que veíamos. Para empeorar la situación, la defensa solicitó cronometrar los movimientos sobre la calle de la patrulla preventiva e infantería, sin siquiera saber si estábamos viendo la simulación o los actos preparatorios, sin saber si el video se reproducía en tiempo real o iba acelerado, sin siquiera contemplar que la reconstrucción no incluye los factores ambientales de euforia que se vive en esas circunstancias que acelerarían los tiempos.
Lxs padres y presentes, apenadxs, veíamos en la pantalla al nene en representación de David, arrojado al piso boca abajo y con una veintena de policías parapetados con armas en sus espaldas. De repente, la defensa preguntó: “¿Cuanto duró el segundo avance?”, “17 segundos”, le respondían. “Yo veo seis escuderos”, agregaba, cuando toda la sala veía que eran siete. La imagen en la pantalla era desgarradora, conmovió a varixs y cuando Rosa se levantó, la presidente dispuso un cuarto intermedio. La defensa siguió sumando segundos.
La película muda, segunda parte
El segundo video era tan extenso como el otro. Tenía sonido pero no se escuchaba desde la notebook que lo reproducía. La defensa pidió que se llame a personal técnico, pero al llegar tampoco supo configurar la computadora para colocar unos parlantes. La presidente dispuso entonces continuar la reconstrucción del hecho el viernes, porque aclaró que no podía garantizar que el martes pudiese contar con la pantalla. Pidió colaboración y un esfuerzo a lxs abogadxs. La defensa dijo no poder asistir el viernes, por lo que la jueza Cordi no tuvo otro remedio que programar la audiencia finalmente para el martes y lo solucionó fijando que en caso de no haber disponibilidad de pantalla, se proseguiría con testimoniales.
La película congelada
Cuando la sala ya se desocupaba, inesperadamente la presidente convocó a la partes y llamaron a los celulares de lxs abogadxs que se habían ido. Se retomaba la audiencia. Había llegado el hombre del audio que rápidamente instaló un equipo reproductor con el cual el sonido se escuchaba perfecto. Continúo la exhibición de la reconstrucción, incluso se escuchaban las declaraciones, los careos que hacía en la escena el mismísimo fiscal. Pero lamentablemente eso no duró más de 20 minutos hasta que a la imagen y la computadora se les dio por parar. No se pudo seguir. A esa altura, además de las partes, en la sala, éramos sólo seis personas, entre ellas Rosa, que tomó su cartera, escuchó a la presidente por enésima vez hablar de cuartos intermedios y salió.
Ante las manifiestas dilaciones físicas, jurídicas, y ahora técnicas, en tan solo tres días de desarrollo del juicio, es inevitable preguntarse ¿hasta cuándo van a hacer esperar a esta familia?, ¿hasta cuándo se le va a faltar el respeto? ¿No fueron 15 años de dolor más que suficientes?
Próxima audiencia Martes 25 abril – 9 hs.