Hoy en Pergamino, como ayer en Córdoba

Por: MPN / Hace algunos días, se conoció la terrible noticia de que en la localidad de Pergamino en la provincia de Buenos Aires, morían calcinados 7 personas que estaban presas en la Comisaría 1ª de la ciudad. La denuncia del incendio la realizaron los vecinos, al escuchar los gritos, y ver las llamas, a los bomberos no se les permitió ingresar inmediatamente al lugar. Negligencias e irregularidades, un desprecio por la vida humana, con una única justificación desde la institución, una pelea entre presos desató el incendio.

El 23 de enero del año 1999 en la ciudad de Córdoba 7 jóvenes murieron calcinados en el precinto 5 . Las víctimas fueron Adrián Edgar Moreno (18), Hugo González (22), Gabriel Emilio Carreras (18), José Alberto Luna (19), David Américo Charras (20), Mariano Ezequiel Nieto (21) y César Fernando Barboza (19). El juicio se realizó en octubre de 2001.

En el juicio, varios testimonios de jóvenes que estaban detenidos entonces en otras celdas, relataron que los policías no hicieron nada por apagar el fuego (el precinto no tenía matafuego, pero sí agua corriente), muchos se reían y algunos hasta olían a vino.

La denuncia del incendio, en aquel trágico hecho de 1999, la realizaron los propios vecinos, y a pesar de que el forense policial dictaminó que los jóvenes murieron producto de la asfixia en unos 30 segundos, los vecinos y vecinas del lugar declararon que al menos se escucharon gritos por un lapso de entre 20 y 30 minutos.

Uno de los jóvenes salió vivo, y murió días después producto de las quemaduras, pero no de asfixia. A pesar de todas estas pruebas, los imputados, el oficial subinspector Julio César Roja, el agente Julio César Allende, el agente Claudio César Mendoza y el cabo primero Carlos Esteban Moyano fueron procesados y condenados en el fuero correccional por lo que en aquel entonces pertenecía a Asuntos Internos, bajo la calificación de “homicidio culposo”. Aunque les atribuyó la entera responsabilidad, descartó una conducta intencional o una actitud de desprecio por la vida ajena. Nunca se logró un procesamiento en el fuero penal, las condenas fueron de 10 meses de prisión.

Siete años después de la condena dictada en el año 2001, el Tribunal de Conducta Policial resolvió cesantear a Roja y Moyano por haber incurrido en una falta gravísima para el reglamento de la fuerza. A los otros dos policías se los separó de la fuerza y se dispuso la pérdida de los derechos establecidos (nunca más tendrán el rango de policías, ni podrán usar uniforme, ni armas, ni insignias, entre otros aspectos). La justificación en aquel entonces, de la presidenta del Tribunal de Conducta, Ana María Becerra, fue que la causa había sido iniciada por la ex Asuntos Internos y que «seguramente» estuvo demorada por los tiempos de la Justicia.

La impunidad y el desprecio por la vida de lo sucedido en el año 1999 en Córdoba, hoy se repite en pergamino, y ha sucedido en muchas otras partes del país, durante todos estos años, demostrando hecho tras hecho que el aparato represivo del estado y la impunidad del sistema judicial pegan más duro en los contextos de encierro.

Reproducimos la nota de Cosecha Roja al respecto de los sucedido en Pergamino:


¿Quién mató a los siete presos de Pergamino?

Por COSECHA ROJA

Los calabozos de la Comisaría 1era de Pergamino estaban a tope: veinte presos en total. Los últimos en llegar eran dos jóvenes que acababan de ser detenidos por una violación. El primero de ellos, de 19 años, había confesado haber entrado a la casa de una abogada. En la declaración dio el nombre de su cómplice: un joven de 18 años apodado ‘El Pitufo’, que también fue detenido.

La versión oficial es que el incendio empezó por una pelea entre ellos o de ellos con el resto de los detenidos.

La versión oficial es la versión de la policía: la que reprodujeron la mayoría de los medios de comunicación locales y levantaron lo diarios nacionales.
Los familiares dicen otra cosa. En un video registrado en vivo por El Portal Pergamino, varios contaron que habían recibido mensajes de texto advirtiendo que estaban siendo golpeados y baleados.

“Tenían celulares y nos mandaron fotos, porque hay chicos que estaban con la cabeza destruida, los golpearon mal. no es que murieron por asfixia solamente. desde ayer estaban diciendo que los querían matar. Estaban mandando mensajes a la familia que los querían matar”, dijo una mujer que se identificó como amiga de Jhon Claros, uno de los fallecidos a pocos minutos de recibir la noticia.

mensaje
Fuente: C5N


“Fede empezó a mandar mensajes de que vengamos todos para acá porque les estaba pegando, los estaban lastimando. Cuando llegué al trabajo puse el noticiero y me enteré que había siete muertos. Hay fotos de los chicos todos lastimados, bañados en sangre. El humo no te saca sangre. A lo chicos los mató la misma policía. Y ninguno sale a dar la cara”, dijo Daiana Perrotta, hermana de uno de los fallecidos.

En la imagen de su hermano, se lo ve con el rostro y parte del cuerpo amoratado, como si acabase de recibir una paliza.

Más tarde, la chica contó frente a las cámaras de televisión que a las 18.30 -cuando estaba por iniciarse el incendio- la madre recibió un mensaje de su hermano, donde le pedía que fueran a la comisaría. “Le mandó un mensaje a mi mamá diciéndole que nos apuremos porque había dos apuñalados”, dijo.


“Los mensajes que mandaron los chicos fueron a las 6:29, 6:30”, agregó un hombre. “Tío, vení a sacarme que nos matan, nos están tirando tiros, vení rápido”, decía el texto.

Yo vivo a diez cuadras, así que vine en la moto, rápido. Estoy desde las seis y media. llegué yo y llegó la señora con un abogado. los bomberos llegaron curanta minutos después. y cuando llegaron las ambulancias primero atendieron a los policías”.

Según el diario Primera Plana la mayoría de los detenidos estaba allí por tentativa de robo, desobediencia, lesiones culposas y encubrimiento. Los cuerpos fueron trasladados a Junin para hacer las autopsias.

El incendio es considerado la mayor tragedia de este tipo en la historia de las comisarías bonaerenses.

En 2014, la comisaría fue señalada como un centro clandestino de detención. Según el testimonio de las víctimas, sus calabazos eran el paso previo de los secuestrados que eran llevados a San Nicolás.

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