El miércoles declaró por primera vez el Sargento Guillermo Torres, en calidad de acusado e imputado de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y porque el hecho fue en su actividad como servidor público, por el asesinato de Santino Cabanillas de 1 año de edad, nueve meses atrás en Barrio Marquéz Anexo. El otro policía que participó del hecho, Matias Venecia, aún no ha sido imputado.

El 22 de enero de 2016, el bebé Santino de  1 año y nueve meses de edad moría en brazos de su padre, debido a una bala disparada por agentes de la Seccional lV en una persecución a dos jóvenes que se encontraban en la esquina de Del Molino y Del Cabildo en el barrio Marquéz de Sobremonte.

La familia Cabanillas, quienes vieron el procedimiento que terminó en la muerte del pequeño Santino, señaló a la policía en todo momento, como autores del disparo, sin embargo la justicia acusó y mantuvo detenidos durante todos estos meses, en el Nuevo Sol Complejo Esperanza, a los dos jóvenes a quienes la policía perseguía.
Esta acusación se amparaba en que un médico del Hospital Infantil determinó que el orificio de bala en el cuerpo del bebé, parecía el de un calibre 22, y no de una 9 mm, que es la reglamentaria de la policía.

Uno de los jóvenes detenidos en el complejo tenía alojada en su pierna una bala, producto de los disparos de la policía. El cuerpo del joven expulso la bala y el joven la entrego a la fiscalía como prueba. Era calibre 9 mm y esto contradeciría los dichos de la policía. De esta manera la justicia, y la causa a cargo del Fiscal Matheu, procedieron a pedir la imputación del Sargento Guillermo Torres, quien hoy declarará esta vez como imputado y no como testigo del asesinato de Santino Cabanillas.