Por: MPN / Hace unos días se dio a conocer la noticia en la cual un Subcomisario de la Policía de la Provincia de Córdoba habría sido sancionado y puesto en situación pasiva, mientras la Justicia decide su imputación por haber manoseado a dos hermanas menores de edad en la localidad de Villa del Rosario en la ciudad de Río Segundo.
A partir de la denuncia, se dió a conocer que el oficial de 45 años, contaría con al menos tres antecedentes similares y una denuncia por acoso sexual ejercida hacia una mujer, oficial de policía. Aparentemente una de esas causas iría a juicio. Así es que, al parecer, el personal de la policía no era la primera vez que tenía prácticas donde ejercía violencias hacia las mujeres.
En un estado capitalista, patriarcal y represivo sin dudas, la institución policial tiene un lugar, que no es menor, en la reproducción del sistema patriarcal.
Existen numerosos relatos sobre las experiencias que transitan diversas mujeres en las comisarías ante la decisión de realizar una denuncia por violencia de género. Dichos relatos distan del acompañamiento ante la situación de denuncia, todo lo contrario, vuelven a ser violentadas y en varias ocasiones hasta se les niega la instancia de denuncia.
Paradójicamente en los barrios de los sectores populares, la Policía muchas veces se constituye en una institución referencial para resolver los conflictos tantos barriales como familiares y resulta cotidiana la desinformación intencional o no, ejercida por dicha institución sobre qué hacer ante las situaciones de violencia vividas por las mujeres.
Las mujeres que comienzan a ejercer su derecho de denuncia en los territorios donde la Policía forma parte de la dinámica cotidiana del mismo, muchas veces son cuestionadas y maltratadas reproduciendo discursos machistas justificando, de esta forma, el accionar del vecino violento.
El recorrido que vivencia la mujer ante estas instituciones producen grandes deterioros en las subjetividades de las mujeres introduciéndolas en circuitos de victimización y en el peor de los casos: no solo que no logran realizar la denuncia, sino que no intentan hacerla en ningún otro lado.
Por otra parte, cuando se problematiza un vínculo violento, no es un dato menor, que el hombre forme parte de alguna fuerza del Estado. El arma comienza a jugar tanto en las formas de opresión, manipulación y maltrato hacia las mujeres como también en el miedo de lo que implica realizar una denuncia a una persona que forma parte de las fuerzas por las mismas vinculaciones y por las posibles represalias.
De esta manera no se puede perder de vista que el hombre cuando forma parte de alguna fuerza del Estado y ejerce violencias hacia la mujer tiene que ser evaluado como un indicador de alto riesgo para la aplicación de medidas de resguardo de las mujeres.
A partir de la inauguración del Polo Integral de la Mujer pareciera que hay cambios en la política en materia de Violencia de Género; la creación de la Brigada de Botón Antipánico, la pronta inauguración de un espacio para el trabajo específicamente con hombres, el proyecto que ingresaría a la Legislatura de la provincia para adherir después de 7 años a la a la Ley Nacional 26.485 “Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en Ámbitos en que Desarrollen sus Relaciones Interpersonales” con excepción del Capítulo II del Título III – “Procedimientos” de la materialización de dicha ley.
Y si, surgen varias preguntas, como la posibilidad de sostener nuevas áreas para la implementación e instrumentalización de las políticas en relación a la lucha contra las violencias hacia la mujer y familiar con profesionales en condiciones precarizadas de trabajo. Ante la esperada adhesión a la Ley Nacional con excepción al apartado de procedimientos, cuáles serán las que reglamentará la provincia para hacer efectiva la ley. El escenario estaría obligando a que el Estado de alguna respuesta, de lo que va del año 2016 habría ocho casos de femicidio, desde qué encuadres teóricos/político se están planteando estos nuevos anuncios… Sin dudas la única respuesta certera, es que el movimiento feminista será quien continuará la lucha, como lo viene haciendo hace años, y será quién no solo marcará la agenda de gobiernos patriarcales sino que quien protagonizará la defensa de nuestros derechos y la conquista de los nuevos.