Una cárcel llamada «Complejo Esperanza»

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Por María Fernanda Espejo (*) / El complejo Esperanza es una institución que actualmente depende de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Córdoba, fue creada con ese nombre cerca del 2000 en la gestión de De la Sota como “centros socio-educativos” que “alojan” a niñxs y jóvenes que se encontraban en conflicto con la ley penal.

Tanto el complejo esperanza como otras instituciones que actualmente existen en la provincia son un producto de disputas históricas políticas, sociales y económicas, y la existencia de estas instituciones hacen poner en tensión las miradas que se tienen de lxs niñxs y jóvenes.

Alguna de estas disputas estuvieron condicionadas por un lado, por cambios legales a nivel nacional, que se fueron acomodando bajo los lineamientos de los acuerdos internacionales, es importante mencionar que estos cambios si bien fueron lentos no dejaron de ser avances que van en dirección a la protección de los derechos de lxs niñxs y jóvenes. Bajo este proceso, Córdoba se tomo sus tiempos para adherir y reglamentar estos marcos normativos lo que provocó por varios años una “convivencia” de leyes que eran incompatibles. Por otro lado cuando comienza a funcionar el Complejo Esperanza como tal, a fines de los 90 se estaba instalando la concepción del “Derecho a la Seguridad” en donde mediante los medios de comunicación masiva, por algunos referentes políticos hasta empresarios como el caso conocido de Blumberg que fueron instalando imaginarios y “necesidad” de un sector social que pedía mayor presencia policial, la baja de imputabilidad entre otras cuestiones que fueron llevadas a cabo… osea nuestro código penal tuvo modificaciones a partir del Caso Blumberg, y se fue diversificando las estrategias bajo estos términos. En Córdoba a partir de sus gobernantes tuvo claras políticas que iban bajo esta concepción en estos tiempos fue la construcción de Bouwer como una cárcel de máxima seguridad y en el marco de estas movidas fue la inauguración del Complejo Esperanza.

Es bajo estos procesos que en Córdoba se fueron re-inventando algunas políticas de niñez y adolescencia, el “Complejo Esperanza” es un claro ejemplo de esto, ya que esta institución funcionaba previamente al ser “inaugurada”. Cabe aclarar que esta institución en su momento fue creada para evitar que lxs jóvenes que habían cometido algún hecho tipificado como delito estuvieran privado de su libertad en las comisarías y de esta forma también evitar los manejos arbitrarios de la policía. Y no dependían de Desarrollo Social sino del Ministerio de Justicia es decir había una “coherencia” por decirlo de alguna manera en el funcionamiento y a qué miradas respondían… es decir claramente estábamos hablando correccionales osea cárceles.

Córdoba continúa reinventando sobre todo en las denominaciones

Complejo Esperanza de ser un correccional paso a ser un Centro Socio- educativo, de tener guardias pasó a tener “profesores”, de pertenecer al Ministerio de Justicia comenzó a depender del Senaf.

Hoy en el Complejo Esperanza funciona un “Centro Socio- educativo” donde la Escuela funciona en un quincho, es decir su estructura edilicia no se amolda a las necesidades de una escuela, donde la cantidad de jóvenes que están privados de su libertad no coincide con los que asisten a la misma, las actividades recreativas, deportivas escasean. Lxs pibxs duermen en celdas con rejas, y existen celdas de castigo o aislamiento, además de las lógicas de privilegio/castigo, acceso/violación de derechos. Estas lógicas son carcelarias no de un espacio socio-educativo.

Y un dato que no es menor es que existe un “Centro Socio- Educativo” conformado por empleados que se organizan por el reconocimiento de sus funciones como guardiacárceles es decir se reinvidican con esas tareas por tal motivo quieren pertenecer al Ministerio de Justicia. Dependencia que administra las cárceles y los empleados del servicio penitenciario…

Estos aspectos del Complejo Esperanza echan por tierra la concepción de ser un centro socio-educativo, más bien se perfila como una cárcel, pero concebirla como tal blanquearía una clara vulneración de los derechos de lxs niñxs y jóvenes por parte del Estado, es decir se pondría en evidencia hasta la violación de los tratados internacionales que tienen un valor constitucional en nuestro país. Y esto tiene una correlación a nivel internacional no solo de denuncia sino también de la financiación de ciertos programas.
Cada intervención que se realiza en donde se anula las subjetividades de lxs pibxs estamos ante la presencia de hechos trágicos

La existencia del complejo como tal es un hecho trágico por sí solo. No se puede pensar que no son “trágicos” los daños que produce esta institución a lxs jóvenes siendo conscientes y es de público conocimiento los distintos mecanismos de torturas que se ejercen, como la existencia de aislados, las requisas vejatorias entre otros mecanismos.

En la cotidianidad estas instituciones generan lógicas muy perversas entre lxs mismxs pibxs, entre los pibxs con los guardias, es decir se generan códigos completamente violentos que dependen de los niveles de adaptabilidad y negociación de lxs pibxs, para que pueda sobrevivir o no, y tiene sus consecuencias si no te adaptas a estas reglas. Una de las peores consecuencias son manifestadas a través de las muertes de lxs niñxs y jóvenes que aparecen sistemáticamente como “suicidios”.

Ahora la pregunta que nos hacemos es, ¿cómo es posible que ocurra esto en una institución con tanta vigilancia y control? Muertes que en muchos casos no tienen mucha explicación, de hecho se informan en tiempos tardíos a los familiares, es decir hay algunas irregularidades frente a estos casos.

Hace unos días fue la muerte de Nicolás que se suma a un listado numeroso de pibxs “suicidados” en el complejo. Aun no hay mucha información, los familiares presentan dudas ante los medios, era un pibe que aparentemente iba a salir de permiso entonces ¿por que se habría de suicidar?

Lo preocupante es que la muerte de este joven no solo tiene repercusiones en la institución y en la familia, la cual obviamente perdió un integrante, sino también en el resto de lxs jóvenes. Porque esto no se habla en la institución, por lo contrario se silencia y quien se encuentra “inquieto” por saber, tiene que ser “detectado” por los adultxs para un mejor control.

Es decir son muertes silenciadas bajo todos los sentidos, pero ahora lo que no podemos dejar de pensar que el primer responsable de estas muertes son del Estado.
Habeas Corpus a la institución

Hoy el Complejo Esperanza está bajo la mira no solo de la justicia sino también de los medios de comunicación. Pero los tiempos que la misma justicia dio, se están flexibilizando bastante. En el predio podemos encontrar alguna que otra “mejora” en lo edilicio pero no hay cambios estructurales, el ingreso del personal profesionalizado no fue realizado. Además ese ingreso iba a estar dado a partir de unas beca laborales con estudiantes de las carreras del Cabret pero aun bajo condiciones totalmente precarizadas no fueron concretadas.

¿Cuántas muertes más vamos a tolerar para exigir realmente un cambio definitivo y no demagógico?.

¿Esperanza?

Los nombres de estas instituciones son bautizados con cinismo; “Complejo Esperanza” cuyos módulos que forman parte del mismo son “Nuevo Sol”, “Pasos de Vida”, “Horizontes”… Hay otro que está fuera del Complejo y echo está en pleno centro que se llama “Medio Camino”. La perversidad en poner nombres que distan mucho del funcionamiento, de las perspectivas o proyectos de vida que evidentemente no pueden crear lxs niñxs y jóvenes en estos espacios con estas características.

Pero esta linea de enmascaramiento de viejas políticas, es característico de esta gestión de gobierno. Existe otro ejemplo que fue el nombre de la política habitacional “Mi Casa, Mi Vida” que implicó el desalojo de muchísimas familias en sus territorios para ser ubicados de manera forzosa en los barrios- ciudad cuyos nombres tienen el mismo cinismo como “Ciudad de Mi Esperanza”, “Ciudad de Mis sueños”, etc.

Sin embargo hay trabajadorxs que en las pequeñas grietas de la institución desarrollan procesos alternativos que lo sostienen con muchas dificultades por el mismo funcionamiento de la institución pero no dejan de ser instancias y espacios de esperanza.

(*) Lic. en Trabajo Social Espejo María Fernanda, con experiencia en territorialidad en contextos de encierro e infancias

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