
(Por: @muchopalo) /Silvana Vanesa Castaño tenía 29 años, un hijo de 13 años, y le quedaba solo año y medio para salir en libertad condicional y reencontrarse con su familia. Pero una semana después de la sentencia, Vanesa fue entregada por el servicio Penitenciario muerta a su familia, con signos de haber sido bestialmente golpeada en la cárcel. Todos los indicios de este crimen apuntan a la responsabilidad de las autoridades carcelarias.
Su madre y su hijo nunca se perdieron una visita, “la teníamos como una reina, le dábamos todo lo que necesitaba para pasar la semana y hablábamos hasta tres veces al día por teléfono” comenta su madre Felisa Chavero, sobre la situación de Vanesa en el penal de Bouwer en el núcleo C1 donde estaba detenida desde hace dos años.
Dos años antes, el 24 de julio del año 2011, Vanesa se había entregado a la policía la mañana en la que su vida daría un vuelco para siempre, acababa de asesinar a su marido Federico García de 30 años, de dos disparos, luego de que este le diera una fuerte golpiza, la amenazara de muerte a ella y a su familia y destruyera la casa donde vivían juntos.
Vanesa atravesó el calvario de estar detenida en el pabellón C1, donde están alojadas las internas que tiene algún familiar que preste servicios en una fuerza de seguridad. “Al principio le costó, lloraba mucho, ella nunca se imagino que sería tan terrible la vida tras las rejas” relata su hermana Daniela Castaño. Pero, gracias a la intervención de un tío de la joven que la empezó a concientizar de que “debería hacer algo útil con su tiempo para no pensar tanto”, Vanesa retomó sus estudios en el año 2012, también ayudaba en la cocina, y trabajaba diariamente en la huerta. “Ella no se quedaba tirada” recuerda su madre y remarca que tenia proyectos, quería salir y borrar esa parte de su historia.
En 2013 llegaría el juicio de Vanesa. No pudo tener un juicio oral y público ya que el Fiscal a cargo, el Dr. Almiron, convenció a la familia de que Castaño que el juicio fuera abreviado con una condena de 8 años. Ahora a la distancia, la familia analiza que podría haber sido diferente. La madre de la joven reflexiona: “mi hija fue una víctima que defendió su vida y la de su familia, ahora sé que si le hubiésemos dado la posibilidad de hacer público su caso, ella hubiese quedado en libertad”.
Pero la investigación del homicidio de su pareja estuvo plagada de irregularidades, donde había testigos que nunca se tomaron en cuenta, e innumerables denuncias por las golpizas y los ingresos a los hospitales donde iba a curarse las heridas que su marido le propiciaba. Vanesa se convertía, lamentablemente, en una estadística más de los episodios de violencia de género que existen en esta sociedad.
El 10 de octubre de este año -una semana antes de su muerte- se dicta la sentencia de 8 años de prisión, que por la buena conducta que tenia Vanesa y los dos años que ya había purgado en Bouwer, se le computarían 4 en total, en año y medio podría salir en libertad condicional.
El miércoles 16 de octubre, Silvana Vanesa Castaño es hallada muerta en una celda de castigo en el penal de Bouwer de Córdoba. Supuestamente se había suicidado con una remera. Ese día comenzaría un nuevo calvario para la familia de la joven. Para ellos, Silvana fue asesinada.
Cronología de un infierno
Nancy Gutiérrez era una presa que compartía la cotidianeidad del núcleo C1 junto a Vanesa, eran compinches, según cuenta la familia y Vanesa la ayudaba en lo que podía. El 30 de septiembre Gutiérrez y Castaño discuten por una campera que la joven le habría prestado y ahora necesitaba para ir a la lectura de su juicio. En el conflicto Gutiérrez amenaza con una gilette a Castaño y esta se defiende con una tetera produciéndole un pequeño corte sobre la frente a la agresora. Por esta riña, Castaño es castigada por el hecho con 7 días de arresto en una celda de castigo. “Dos días estuvo en el castigo, y luego se lo condonaron” relata Felisa.
Tiempo atrás, recuerda su madre, su hija le había contado sobre un episodio de castigo y las condiciones del mismo, donde describió que en esa celda no hay nada, solo te brindan un colchón de lana y una frazada por la noche, que luego es retirado en la mañana, no hay barrotes solo paredes y una mirilla de comunicación en la puerta, no hay baño, ni ventana, y la higiene del pequeño dos por dos es inhumana.
El miércoles 9 de octubre fue la última visita que se le realizó a Vanesa donde su mama, su hijo y el padre de su hijo, pasaron todo el día junto a ella. En el encuentro no se hablo del tema del arresto, ya que todo había quedado solucionado aparentemente en el momento en que le levantaron el arresto.
El día martes 15 de octubre por la noche, a las 22.15 hs. Vanesa llama –como todos los días- a su madre y le cuenta que sorpresivamente la van a meter de nuevo en la celda castigo, porque debe 5 días de los días que ya le habían condonado. En consulta con abogados y empleados de la penitenciaria, la familia Castaño supo que nunca se realiza este procedimiento y que una vez condonado el hecho, si no hubo reincidencia alguna, la presa o preso no devuelve los días ya condonados.
Felisa, preocupada por lo hablado con su hija, decide ir a Bouwer, al día siguiente. Llega alrededor de las 11 hs, y pide hablar con la directora del penal. Luego de una larga espera la recibe una mujer que se presenta como la directora -luego la familia constato que esta persona no es la directora sino la jefa de seguridad del núcleo C1-. “Solo quiero pedirle que la saque de esa celda, porque las condiciones de ese lugar son terribles”, le suplica Chavero a la supuesta directora, pero la negativa es rotunda, y comienza un entrecruce de palabras, donde Felisa termina por solicitarle la seguridad de que su hija va a salir de esa celda como entro; caminando. Ante esta exigencia la mujer le responde que ella no le puede asegurar eso. Son las 12.30hs y la madre se retira del penal sin respuesta alguna.
A las 20hs. de ese mismo día suena el teléfono en la casa de la familia Castaño, desde la cárcel, le avisan que su hija ha tenido un accidente y está en el Hospital Misericordia.
La familia fue inmediatamente al hospital, donde no obtuvo respuesta alguna hasta que un medico salió de la guardia y les comunico que su hija había fallecido, pero que no podían ver el cuerpo porque estaba enmarcado en un caso judicial.
La reconstrucción de los hechos
Felisa cuenta que salió del penal a las 12.30 hs y teme haber llegado a la conclusión de que “en el lapso en el que yo estuve en Bouwer a mi hija ya me la estaban matando”.
El relato es escalofriante: “a ella la encontraron a las 17hs en la celda y la sacan supuestamente con signos vitales, esposada y encadenada. Sin embargo las demás presas nos manifestaron que ya a esa hora sacaron el cuerpo totalmente tapado. Al llegar al hospital, el médico que la atiende le manifiesta no poder hacer nada por la joven que ya llevaba varias horas muerta y encadenada como estaba, era imposible tratarla – las cadenas de contención van en las muñecas y tobillos a modo de esposas y entre ambas se une una cadena, así se traslada a los presos y presas aunque sea para brindarles socorro medico-. De allí es llevada a la morgue. Todo esto -continua Daniela Castaño, hermana de la joven- son supuestos de los relatos que nos han ido contando”.
Nunca les permitieron ver el cuerpo, no les permitieron reconocerlo en la morgue. A las 8 de la mañana del día siguiente (17 de octubre) aún no se había hecho la denuncia desde el penal , y no había registros sobre el deceso de la víctima: para el Servicio Penitenciario, Vanesa aún estaba detenida y viva. Es recién a las 16 hs. de ese mismo día, que es entregada a la familia el acta de defunción, con la fecha tachada y sin hora del deceso.
A las 22 hs del 17 de octubre el cuerpo de Silvana Vanesa Castaño fue entregado a su familia, luego de que se le realizara una autopsia (dicho informe aun no ha sido entregado a la familia a pesar de que está siendo solicitada constantemente). La joven fue velada en la casa donde se crio, junto a familiares, amigos y vecinos. A la madrugada, cuando la sala quedo vacía, Felisa decidió ver el cadáver de su hija. Necesitaba respuestas. Allí fue donde el horror se apodero de la habitación: Silvana Vanesa Castaño de 29 años presentaba signos de tortura en todo su cuerpo, le habían arrancado 3 uñas de cada mano, tenia hematomas en la cara, y en las costillas y el pecho, su mandíbula parecía quebrada, al igual que el tabique, y las marcas en el cuello, las que supuestamente debían ser de la remera con la que la encontraron ahorcada, se asemejaban más a quemaduras con una soga plástica.
Denuncias, reclamos y pedido de justicia por Vanesa
La familia de Vanesa quiere saber qué paso esa noche en el penal de Bouwer, cuando Carolina Cuello -jefa de seguridad del núcleo C1- ordenó que Silvana Vanesa Castaño fuera reingresada a la celda de castigo, por la oficial Barrio y otra oficial del penal, de nombre Gimena de la que aun no se constato el apellido, aun cuando el mismo había sido condonado 15 días antes.
La denuncia de homicidio en la que la familia se constituyo como querellante, y que lleva adelante la abogada Dra. Soria Patricia, se radicó en la Unidad Judicial de Homicidios el día 28 de octubre, y quedó en la fiscalía de Distrito 1 Turno 6, a cargo de José Bringas.
En reclamo a lo sucedido, la familia ya organizó dos movilizaciones en el barrio Hipólito Irigoyen, donde Vanesa vivía.
“Mi hija nunca estuvo deprimida ni abandonada, (..). Yo acuso a las guardias cárceles. Quiero que todo se esclarezca, quiero que la justicia me aclare esto, a 15 días no tenemos ni la autopsia.(..). Quiero saber quien le hizo esto a mi hija(..).Nadie del penal de Bouwer se ha acercado a hablar con nosotros (..).Yo exijo a la justicia, a los tribunales y a la misma policía que se aclare esto, hasta el final voy a llegar. Quiero saber quiénes son los que la mataron a mi hija y porqué. No quiero que nunca más en una cárcel de la República Argentina haya una Vanesa más, así muerta como la sacaron a mi hija de ahí, porque no tiene ningún derecho de hacer lo que hacen con la gente presa” concluye la madre de la joven fallecida.
Un comentario en “Otro asesinato que se intenta pasar por siucidio”